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Esta es la posición de China frente a la independencia del Tíbet
2006-05-09 00:00
 

La visita del Dalai Lama la semana próxima actualiza esta nota de un periodista peruano que trabaja en China.

Tientsyn Gyatso, nombre real del Dalai Lama, líder religioso del budismo tibetano, llega a Colombia, luego de un periplo por Brasil, Argentina, Chile y Perú.

Aquí, hará lo mismo que en todos los países a donde llega: pregonar el independentismo tibetano bajo virtuosos conceptos de sagacidad y compasión, ciencia y espiritualidad, paz interior y tolerancia.

Su gira por cinco naciones latinoamericanas tiene abierto respaldo de Washington que, igual que todos los estados, reconoce sin embargo que Tíbet es parte inseparable de China. Son rezagos de la guerra fría, que siguen jugando su rol.

 

 
 

Tientsyn no es un tibetano cualquiera. Es un "dios viviente", jefe espiritual de millones de lamaístas, convencidos de que todo sufrimiento terrenal debe soportarse y que uno debe liberarse del mundo para llegar al estado del 'Nirvana'.

 El Dalai Lama con el fundador de la China Popular, Mao Zedong.

El budismo es una religión reconocida por el Estado chino. Por eso, sus fieles no pueden ser reprimidos, a pesar de su enorme carga de superstición y de algunos de sus ritos inhumanos, como los del culto Falun Gong, que ha llevado a la muerte a más de 1.400 personas.

Cuarto de cinco hermanos de una familia campesina en la remota provincia china de Qinhai, nació en 1935. Tientsyn fue descubierto por emisarios lamaístas que buscaban un niño en quien se hubiera reencarnado el entonces fallecido Tupden Gyatso, décimo tercer Dalai, y fue llevado al Tíbet con autorización del gobierno de Chiang Kai-shek, quien aprobó su designación como Buda Viviente. Fue consagrado como Dalai Lama en 1940.

Instaurada la República Popular China (1 de octubre de 1949), Mao decretó expulsar del Tíbet a las fuerzas británicas que se inmiscuían en la política china. En 1951 se llevaron a cabo en Pekín las negociaciones entre el gobierno local del Tíbet y el gobierno central. El 23 de mayo de 1951 fue firmado un acuerdo para "la liberación pacífica del Tíbet". Una de sus 17 cláusulas disponía expulsar a las fuerzas extranjeras de ese territorio, al que se concedió autonomía regional, y consolidar la unificación tibetana con China.

También se estipuló la ayuda que el gobierno local tibetano daría al Ejército Popular de Liberación para que entrara en la región y asumiera su defensa. Se ordenaron urgentes reformas sociales para liquidar la servidumbre y el sistema esclavista a que estaban sometidos un millón de tibetanos. Se estatuyó la libertad religiosa y el respeto a los hábitos y costumbres del pueblo tibetano. Y fueron emprendidos programas de desarrollo agrícola, ganadero, industrial, de comercio, educación y cultura. El 24 de octubre de 1951, tras el acuerdo firmado en la capital china por sus delegados, el Dalai envió un telegrama al presidente Mao, expresándole su apoyo.

Se fijaron siete años para las reformas económicas y sociales y liberar a los siervos. Pero los plazos vencían y ocho años después, la situación era "insoportable", según historiadores tibetanos. Dirigentes de la clerecía feudal comenzaron a entenderse con fuerzas imperialistas extranjeras. En 1959 desataron la rebelión que, con consignas religiosas, venían incubando entre su fanatizada grey.

El ejército fue enérgico al aplastar la rebelión armada. El Dalai Lama y miles de sus seguidores, "amos de siervos", huyeron a refugiarse en el poblado de Dharamshala, en la India. Allí formaron un "gobierno tibetano en el exilio", al que nadie jamás reconoció.

Desde que en marzo de 1959 el Dalai Lama huyó del país, ve frustrados sus intentos separatistas. Hay que recordar su historial de intentos por escindir a China e "independizar al Tíbet": el 21 de septiembre de 1987, en un discurso ante el Comité de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes de E.U., anunció un 'Plan de Paz' de cinco puntos para hacer de esa región una zona de contención entre China e India. Ese plan fue originalmente de la corona británica, que al final de la II guerra ya lo había propuesto internacionalmente. El propósito era hacer del Tíbet una colonia británica.

El 15 de junio de 1988, el Dalai Lama planteó en Estrasburgo una nueva propuesta de siete puntos, que preveía alta autonomía y una alianza con China. La llamó"El camino intermedio". En 1991, en París, dijo que el Tíbet sería independiente en tres años. Estaba 'envalentonado' por el derrumbe de la URSS y los países socialistas del Este europeo. En 1995 predijo que eran "contados los días para que el Tíbet sea independiente". La prensa china afirmó que China no permitiría que volviera la ominosa servidumbre en Tíbet bajo el régimen teocrático de los Lamas.

Cuando el Dalai Lama huyó, comenzó a denunciar que el Tíbet había sido "anexado" por China. Los archivos históricos demuestran, sin embargo, que la irrupción del ejército en 1959 fue en territorio propio, ya que China ejerce soberanía sobre esa región desde la dinastía mongol de los Yuan (1271-1368). Inclusive el título de Dalai Lama se lo concedió el gobierno central a Tientsyn Gyatso.

Ahora que el Dalai Lama visita América Latina, es bueno recordarle que convertir en realidad su prédica de compasión y tolerancia debe abandonar su propuesta de un Tíbet independiente y reconocer que la Región Autónoma del Tíbet es parte inseparable de China.

Sobre 1 millón 200 mil km 2 de este "techo del mundo" viven poco más de 2 millones de seres que en estos últimos 40 años han prosperado en todos los terrenos y cuya esperanza de vida se ha elevado de 35 años durante el esclavismo lamaísta, a 72 en la actualidad. Bien lo sabe el compasivo Dalai.

Por Antonio Fernández Arce
Beijin

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